Somos poco menos de 8 millardos de personas a habitar el planeta tierra y tenemos menos del 2.5% de posibilidades de contagiarnos de Covid
La población mundial es entre 7,800,000,000 y siete millardos novecientos mil y solo el 2.5 por ciento se ha contagiado con el Covid. De estos el 2% ha muerto. ¿Son estas cifras tan abrumadoras para justificar el cierre del mundo, restricciones a las libertades personales y la aniquilación de la economía mundial?
Los medios han contribuido a una campaña de terror y muchos justifican las medidas dictatoriales tomadas por varios gobiernos. A casi dos años de distancia de los primeros lockdown (encierres) las Cortes Supremas de varios países han dictaminado que tales medidas son anticonstitucionales.
De mientras algunas industrias se están enriqueciendo, la economía mundial está en recesión y la gente empieza a bajar en las plazas manifestando el descontento y la desaprobación de las mascarillas, restricciones y medidas restrictivas. Por el otro lado algunos poderes ocultos controlan las supuestas vacunas que de muy poco han servido. ¿Somos todos covidiotas?
Nosotros de Yo Reportero hemos intentado mantenernos al margen de la campañas de terror de los medios con noticias siempre más preocupantes. Muchas sin fundamento o de parte. No somos ni médicos ni científicos. Somos periodistas e intentamos de ver solo a la realidad y relatar los hechos. De lo que estamos ciertos es que unos pocos se enriquecen y la mayoría sufrimos las consecuencias de una política de dictadura medico-política a nivel mundial.
La pandemia de la Covid-19 ha afectado a 194 millones de personas en todo el mundo. Las vacunas ayudan a no llegar a estados críticos del coronavirus; pero no impiden el contagio. Entonces, ante esta realidad, muchos extreman las medidas de seguridad. Una de estas medidas es evitar los espacios cerrados y preferir los lugares al aire libre; sin embargo, también existen posibilidades de contraer el virus cuando estamos en zonas abiertas. ¿Por qué?
Diferentes investigaciones han demostrado que pueden producirse contagios de Covid-19 al aire libre; aunque las posibilidades son mucho menores que en sitios cerrados. Entre las razones que esgrimen para sustentar su argumento es que el aire se encarga de dispersar y diluir el virus. Además, el aire contribuye a la evaporación de las gotitas en las que se transporta el virus. Un tercer elemento es que, por lo general, la luz solar ultravioleta suele ser mortal para cualquier virus.
A pesar de los tres elementos ya mencionados, sí corremos riesgo de contagiarnos al aire libre. Partamos de una idea esencial: si alguien tiene el virus lo liberará constantemente cuando respira y, especialmente, cuando tose.
El virus “viaja” en esas microgotas de saliva expulsadas por la persona contagiada. La inmensa mayoría de esas gotas cae al suelo; sin embargo, se mantienen en el aire durante 14 minutos. Tiempo más que suficiente para alcanzar tus ojos, boca o nariz si estás a menos de dos metros de la persona contagiada o si tienes la mala suerte de pasar por un lugar donde esa persona expulsó su saliva. Otra variante es que toques una superficie en la que cayó una de esas microgotas, cargadas de virus y, luego, tu mano entre en contacto con tu nariz, boca u ojos.
Piensa por un momento con cuántas personas te cruzas a diario. Por muchas medidas que tomes siempre estarás junto a alguien, aunque sea por unos segundos. Tiempo suficiente para contraer el virus.
Varios científicos han tratado de calmar los ánimos, al asegurar que es poco probable que contraigas el virus en esos rápidos encuentros en la calle, con desconocidos. Para que el riesgo sea grande, la persona tendría que toser directamente y tú inhalar en ese momento. Las mascarillas ayudan precisamente a disminuir ese riesgo.
Los científicos advierten sobre el peligro de pasar mucho tiempo, incluso al aire libre, con amigos. Además, correr junto a alguien, durante períodos prolongados de tiempo, puede ser una fuente de contagio.
Los investigadores concuerdan con que áreas que se encuentren parcialmente cerradas constituyen un peligro. Por ejemplo, las paradas de ómnibus y los puestos de mercado. Esto se debe a que el aire puede quedarse “quieto” y, por ende, contaminarse. En estos lugares, el uso de las mascarillas sigue siendo vital.
Una de las dudas más habituales es si resulta peligroso nadar en la playa o en piscinas. Los expertos coinciden en señalar que el riesgo de estas actividades no está en el hecho de nadar en sí, sino en la exposición a otras personas que se encuentren cerca del agua o dentro.
Te proponemos el letrero en el titular con las cifras y te invitamos a opinar y comentar. También hemos colocados los links de nuestros reportajes más significativos sobre el Covid para que puedas formarte una opinión de forma rápida, si ya no la tienes.