Gobiernos y organismos multinacionales utilizan a las sanciones económicas para hacer una guerra sucia a enemigos, a veces, no beligerantes

La sanciones económicas la manera de hacer guerra en pleno siglo XXI. Estas sanciones tienen diversos partidarios que consideran que son más efectivas y menos costosas que desarrollos bélicos abiertos.

¿Qué se entiende cómo sanciones económicas? Estas pueden percibirse como el cierre temporal de las relaciones comerciales y financieras entre dos o más países. Dicha sanción puede ser total, porque prohíbe la actividad comercial con todo un país o un grupo determinado de personas. Un ejemplo de ello es la sanción que realizó Estados Unidos, ejecutando un embargo sobre Cuba desde 1962.

Existen diferentes tipos de sanciones que van desde la congelación de activos, restricciones de capital, prohibiciones de viajes y embargo de armas. Una de los tipos de medidas más aplicadas es la de aranceles, es decir, se incrementan los impuestos a bienes importados desde otra nación.

Por otro lado, están  los embargos, que no son más que restricciones comerciales que imposibilitan que un país negocie con otro. A esto se le suman las barreras no arancelarias a productos importados, así como la incautación de activos.

Otro de los tipos de sanciones es el de cuotas. Esto sucede cuando un gobierno limita la cantidad de bienes que se pueden enviar a un determinado país o importar desde el mismo país. Pero, en este caso es guerra comercial.

¿En qué terminan las sanciones económicas? Las sanciones, a lo largo de la historia, han sido bastante polémicas. Incluso, ahora aún más en tiempos de globalización debido a que este tipo de medidas provoca problemas en las inversiones y el comercio mundial. Por ende, este tipo de medidas solo han provocado impactos negativos en la población y no logra su objetivo final.

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