La industria del litio en Chile, Bolivia y Argentina está atravesando un momento crítico debido a la fuerte caída en el precio internacional del llamado «oro blanco». Este mineral, clave para la transición hacia una movilidad más sostenible, ha visto cómo su cotización se desplomó casi un 80% en el último año, poniendo en riesgo proyectos de inversión, producción y puestos de trabajo.

Los factores detrás de la caída del litio

El principal responsable de este escenario adverso ha sido la disminución de la demanda de vehículos eléctricos, especialmente en China, uno de los mercados más grandes para el litio. La desaceleración económica global, los cambios en las estimaciones de ventas de autos eléctricos y el exceso de oferta de productos para baterías han sido otros factores que han impactado negativamente en los precios.

En diciembre de 2023, el precio promedio del carbonato de litio equivalente (LCE) promedió los 16.224 dólares por tonelada, una caída del 21,3% respecto al mes anterior y del 79,9% en comparación con diciembre de 2022. A pesar de esta fuerte contracción, el oro y la plata registraron alzas interanuales del 12,7% y 2,3%, respectivamente, durante 2023.

Una lenta recuperación en el horizonte

Las perspectivas para los primeros meses de 2024 no son alentadoras. Los analistas del sector minero prevén una «lenta recuperación» debido a la debilitada demanda de vehículos eléctricos, impulsada por la desaceleración económica en China, Estados Unidos y Europa.

Franco Mignacco, vicepresidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), señaló que estos precios a la baja podrían sostenerse más allá del primer semestre del año, antes de dar paso a una «paulatina recuperación del precio», aunque sin alcanzar los niveles máximos de finales de 2022.

El impacto de la caída del litio en la industria de Argentina

A pesar del contexto desfavorable, Mignacco aseguró que «en Argentina los principales yacimientos en construcción continúan avanzando». No obstante, el impacto se siente con mayor fuerza en los proyectos de menor envergadura o más marginales, que están más atados a los niveles de precios y se mantienen expectantes.

En esta línea, Arcadium Lithium, la principal productora de litio en el país, anunció que ralentizará el ritmo de expansión de sus proyectos como resultado de las condiciones actuales y el desafío que representan los bajos precios. La compañía tiene previsto invertir entre 225 y 325 millones de dólares de capital de crecimiento en Argentina este año.

Señales mixtas de inversión extranjera

En contraste con el panorama incierto, el mayor proveedor mundial para la producción de baterías de litio, Ganfeng Lithium, adquirió el 15% del proyecto Pastos Grandes en Salta por 70 millones de dólares, demostrando el interés de los inversores extranjeros en el sector.

Esta inyección de capitales foráneos en los últimos años ha posicionado a Argentina como el país que más inversión recibió en el mundo para proyectos de exploración de litio entre 2010 y 2022, con casi 500 millones de dólares, representando el 22% de la inversión global en este rubro.

El futuro del «oro blanco»

A pesar de las dificultades actuales, el potencial del litio en Chile, Argentina y Bolivia sigue siendo prometedor. Estos países cuentan con extensas reservas del mineral y una posición privilegiada para abastecer la creciente demanda mundial a medida que la transición hacia vehículos eléctricos y energías renovables siga avanzando.

No obstante, la industria deberá navegar con cautela este período de turbulencias, ajustando sus planes de inversión y expansión a las condiciones del mercado. Una recuperación sostenida de los precios del litio será clave para impulsar el desarrollo de nuevos proyectos y consolidar a estos tres países como actores claves en esta industria estratégica.